Liliana Golubinsky tiene una vasta trayectoria artística. Octubre es, posiblemente, el mes que más frutos le dio en este año 2016. Es que, además de inaugurar la muestra Algo estarán tramando junto al artista en metal Marcelo Toledo en la Galería Rubbers Internacional, presentó en el Museo Sívori el libro de obras que resume su carrera y fue distinguida por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires con el tercer premio del 61º Salón de Artes Plásticas “Manuel Belgrano”. Todo esto en una semana.
Liliana pinta, tal como los llama, “personajitos”; juega en la tela. El lino es su principal soporte –siempre enorme– y con pasteles crea esas vidas que toman por asalto cada rincón de sus cuadros. El universo lúdico está siempre presente en su obra que, además de referencias históricas, evoca en sus títulos canciones infantiles y fábulas.
Esa inquietud de niña es la que siempre la lleva a buscar cosas nuevas. “A mí me gusta siempre hacer algo distinto, mostrar algo diferente”, cuenta. “Hace unos ocho años, por ejemplo pintaba banquetas, las exportaba. Lo hacía con desesperación, venía todos los días al taller y pintaba, pintaba.
Después se me pasó y ya está, aunque me iba bien con las ventas, no puedo volver atrás porque no lo siento más”.
Bajo esta necesidad de inyectarse de cosas nuevas, en su última exposición –en el año 2014– le propuso al reconocido orfebre Marcelo Toledo hacer algo juntos la próxima vez. Durante los últimos dos años, ambos estuvieron trabajando –y tramando en hermético secreto– en la muestra que inauguraron el pasado 5 de octubre.
“Con Marcelo venimos de mundos diferentes: él de la orfebrería –ahora está haciendo escultura– y yo de la pintura. Mientras trabajo con algo bien cálido –el lino y más todavía el pastel– el metal es muy frío. Es algo totalmente nuevo para mí, yo hago mis personajes y él los recorta en metal”, relata. También destaca que trabajar con piezas más pequeñas fue otro de los desafíos, pues las obras que se entremezclan con las esculturas de Toledo y que incluyen sus figuras de bronce, cobre y acero recortadas, tienen un tamaño promedio de 20 x 30 cm, superficies mucho más pequeñas a las que está acostumbrada.
Golubinsky expresa su entusiasmo por trabajar con el talentoso artista en metal y por los resultados de esa integración en la expresión de sus cuadros: “Me encanta trabajar con ese material nuevo porque, por ejemplo, puedo ser más sutil. Cuando yo empiezo con la pintura, pinto, pinto, pinto, más y más, pero el metal me obliga a ser sutil”, finaliza.
En el Atelier de la artista
2016
Mona Monamour